Caprichosa y veterana, nuestra historia nos quiso tener “de vuelta”.
En sus casi 70 años se resistió a cerrar el libro y volvió a escribir triunfos, sacudiéndonos la modorra de tal forma que hasta la nostalgia retocó la borrachera del festejo.
A la noche del 16 de noviembre pasado, llegaron también los recuerdos, que entre tanto brindis repartido y repetido se sumaron a la celebración, sin pedir permiso a la descontrolada algarabía que por allí andaba “de cantarola”, tambaleándose y queriendo entrar por el portón de chapa de la esquina.
Una vez dentro, “la Carita” y “la Damiana” –ladrando alocadas como siempre- nos siguieron por las gradas en medio del festejo donde estábamos todos.., hasta los que se fueron y le pidieron a Dios para volver tan solo por esa noche.
De pronto, el aroma a “olla podrida” de un 1ero. de mayo se metió en la nariz y antes de que alguien pudiera hincarle el diente a una “kitica”, apareció con su inconfundible camisa de lana a cuadros, Miguel, el canchero; celoso custodio de la vieja “Caldereta” donde escondía decenas de pelotas de plástico que nos confiscaba (“…porque no se puede jugar con zapatos de suela…”, nos decía).
Y luego de sugerirnos una vez más que cerráramos la canilla “de la caliente” mientras nos enjabonábamos, se subió al banco de suplentes y desde allí nos invitó a volver a ver y a recordar. Entonces, sin más explicación, cruzó cortando el viento como una saeta celeste, el “doble ritmo” largo vertiginoso y hasta el cielo del gallego Lage, casi al mismo tiempo cuando el “Sapito” Castrillón entraba “de colado” a la llave y se sostenía en vuelo para rematar.
Sin dar tregua y por el otro costado llegaba escapado Sergio, para “clavar” en el momento justo uno de sus misiles “tabla y aro”, levantando el griterío de la tribuna luego del “ataque rápido” del Tito Faral, con la “naranja”, “atada” a su diestra.
El abrazo fue tan grande y total, cuando un gol del Víctor, de “zancada” arrolladora y a puro corazón, cambió la piel, que no pudimos olvidar el partido “aparte” de Mario Chiarella en la Mesa y en la Federación. A poco del final se nos venían, como no podía ser de otra manera, y ahí nos estremecimos cuando “el Pampa” pidió tiempo porque nos vio en la cancha “un poco nerviosos”. Por eso nos preguntó, enojado, igual que aquellos días: “¿Qué les pasa? ¿Están cagados?... ¡El Waston nunca se caga, carajo!”, nos gritó mirándonos a los ojos…, y repitió aún más caliente por si quedaban dudas, “¡Nunca!”.
“Recobra vida la noche cuando un barrio la engalana…”, comienza diciendo nuestro himno, coreado por “La Milonga Nacional”…, porque así fuimos y así somos, extraña casta que halló su identidad en los ecos de un zaguán de la calle Washington; que aprendió del adoquín como del alto mostrador de mármol de la cantina vieja, a respetar y a sostener la bella esencia del barrio, con “la doble” bien adentro del corazón y con los brazos abiertos, como siempre.
LA HISTORIA RESPONDE LEVANTANDO EL ADOQUÍN
SOÑANDO REDOBLES Y PASOS DE TAMBORIL
DE LA CIUDADELA, AL CONFÍN DEL MURALLÓN
FLAMEÓ UNA BANDERA, LA DEL “WASTIMBO” CAMPEÓN…!!!
Henry Melo Amoza.
3 comentarios:
arriba el waston loko, para todos nuestros hijos, para todos esos q no se sabe donde estan, para los q no aparecen hace años....el waston noma!!!! gaston
Henry me hiciste llorar, otra vez, deberiamos imprimir y encuadrar y poner en la vitrina que ya puedo ver con los ojos del alma, en nuestra sede nueva, para que un dia, los hijos de los hijos, aprendan, que los "viejos" en la calle maciel, o en el blog, del alejo, iban forjando el futuro.
Un abrazo
Lila
gaston ,cada dia te quiero mas asi se debe sentir la cmiseta como siempre jk
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